Desde pequeñas nos enseñan
que nuestro principe azul tiene que ser rubio, de ojos azules o verdes,
si puede ser adinerado, y que se comporte como todo un caballero. Pero de
repente aparece alguien que no es ni rubio, no tiene los ojos azules y no
es rico. Y que no parece un caballero ,se preocupa como nadie por tí, hace estupideces con tal de hacerte reír, y al final te
das cuenta de que tú no quieres un principe azul, tu solo lo quieres a él.
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